Sobre la base de las Medidas de Calidad de Vida (QoL), la DA se encuentra en segundo lugar después de la parálisis cerebral en el grupo de enfermedades crónicas de la infancia5.
La dermatitis atópica (DA), es la condición inflamatoria de la piel
más común en los pacientes pediátricos. Con una incidencia de
aproximadamente 20% en países desarrollados1,2.
Aunque esta patología se puede presentar a cualquier edad, la incidencia alcanza su punto máximo en la infancia:
La dermatitis alérgica/atópica, como bien se ha comprobado, es una patología de diagnóstico clínico que cuenta con algunos índices evaluativos, como el Índice Dermatológico de Calidad de Vida de los Infantes (DLQI) y las Medidas de Calidad de Vida (QoL)3,4 que estudian y analizan aspectos como la pérdida de sueño o interrupción constante del mismo, la baja autoestima y el pobre desempeño escolar, que afectan la calidad de vida de los pacientes que la padecen.
Cabe anotar que las medidas de calidad de vida no siempre reflejan de manera consistente las medidas objetivas analizadas por los investigadores de la misma manera que lo hacen otros índices. Por lo tanto se necesitan más estudios para aclarar qué índices son más apropiados para medir la calidad de vida en estos individuos, ya que los índices actuales necesitan una mejor validación4,5.
La patogénesis de esta condición involucra varios factores entre los que se incluyen: la susceptibilidad genética, los defectos en la función de la barrera cutánea en el sistema inmune y factores ambientales, que resultan en la activación de varias vías inflamatorias6.
La barrera cutánea o microbioma de la piel está localizada en el área más superficial de la epidermis denominada estrato córneo. Sus componentes (queratinocitos y moléculas de la proteína filagrina) son los encargados de conferir un factor de humectación natural y un pH adecuado que la mantiene íntegra. El pH normal de la piel de los bebés se encuentra entre 4,2 y 5,6, esta tendencia a la acidificación generada en el estrato córneo debe mantenerse para garantizar la protección contra patógenos, asegurando además la integridad y estructura del microbioma de la piel. La exposición a agentes alcalinos provenientes de algunos productos, podrían alterar el pH natural de la piel2,9.
Un microbioma cutáneo saludable engloba una diversidad de microorganismos (bacterias, virus, hongos y células eucariotas), topográficamente diversos y clasificados en 4 especies: Actinobacteria – Firmicutes - Proteobacteria - Bacteroides que conviven armónicamente en este microambiente10.
Las funciones del microbioma cutáneo tienen una relación bidereccional con la barrera cutánea y el sistema inmune. Los pacientes con dermatitis atópica tienen disbiosis del microbioma de piel, su alteración se relaciona con mayor colonización por E.aureus que empeora su disfunción y aumenta las posibilidades de infecciones11,12. Estudios de cultivos de piel han demostrado la asociación entre la presencia aumentada del Estafilococo aureus y la severidad de la dermatitis atópica13,14.
En cuanto a las medidas preventivas para cuidar la barrera cutánea, sigue siendo un área de gran investigación; se proponen filtros de agua (para aguas altas en minerales) para familias con recién nacidos y que tengan alto riesgo de padecer dermatitis, para así prevenir el desarrollo de la enfermedad8. El agua sin filtrar contiene un alto contenido de minerales, principalmente iones de calcio y magnesio, y altas concentraciones de estos elementos son irritantes para la piel y puede agravar la DA15.
También se considera que la utilización de emolientes para mejorar una barrera cutánea alterada desde el nacimiento podría prevenir o retardar el inicio de esta enfermedad. Un estudio piloto y dos estudios aleatorizados controlados demostraron que la terapia de aplicación diaria de emolientes en todo el cuerpo desde el primer día de vida reducía la incidencia acumulativa de dermatitis atópica en un 30-50% en el primer año de vida, en niños con alto riesgo de padecerla16,17.
Algunos factores externos relacionados con la industrialización y el estilo de vida, es decir, vivir en una zona urbana, en regiones con baja exposición a la luz ultravioleta o condiciones climáticas secas, una dieta con consumo elevado de azúcares y ácidos grasos poliinsaturados, o una familia con pocos integrantes, pueden estar asociados a la dermatitis atópica. En algunos estudios se ha observado que familias con más hijos suele actuar como protector contra la DA: más exposición a otras personas y floras al parecer ejerce un efecto protector en la barrera natural de la piel y esta se torna más resistente19.
También una exposición repetida a antibióticos orales antes de los cinco años de vida y un nivel educativo elevado pueden relacionarse con la dermatitis atópica. Este último factor se relaciona dado al estilo de vida y otros factores culturales que pueden afectar el cuidado de la piel. Es decir, entre mayor nivel educativo, más limpieza, más uso de detergentes y menos exposición a animales y ambientes rurales los cuales de cierto modo ayudan a proteger contra el desarrollo de DA y enfermedades alérgicas debido a la exposición temprana de patógenos que refuerzan el sistema inmunitario15.
Se han estudiado otros factores como la exposición a tabaco durante el embarazo, las vacunas de rutina en la infancia, infecciones virales o bacterianas, polución del aire, ambientes rurales y mascotas domésticas de pelo largo, que podrían influir en la tendencia a desarrollarla, sin embargo, los estudios no son concluyentes1,20.
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*Estudio a HCP realizado por IQVIA. Abril 2019
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